ADORACION 101 / GAMALIEL CLAUDIO

Fuimos creados para adorar, entregándonos por completo, nuestro diseño divino es el tener relación con Dios. ¡Qué privilegio es que el Creador y Gran Artista hizo el mundo para nosotros y a nosotros para Él, para relacionarnos Creador y creación, para tener intimidad! La verdadera adoración tiene su fundamento, principio y final en la cruz del Calvario. Es el sacrificio y la resurrección de Cristo lo que nos ha dado entrada a Su presencia y la oportunidad de relacionarnos con Él. Un verdadero adorador vive a la sombra de la cruz y desde ese lugar íntimo, constantemente recuerda quien le dio el privilegio de estar donde no merece y recuerda que puede humillar su corazón para entregar lo mejor de sí. Es con ese corazón que podemos asumir la responsabilidad de un líder adorador. Este es aquel que adorando dirige a otros hacer lo mismo. El líder adorador debe vivir a la sombra de la cruz, recordando cuál es el propósito de lo que hace, acercar a otros a Su presencia, que estén tan cerca que no quieran apartarse de la misma. Debe guiar al grupo a tener una relación más allá de la música, una relación más allá del templo, una relación de intimidad. Para esto necesitamos carácter y estructura.

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Descripción

Fuimos creados para adorar, entregándonos por completo, nuestro diseño divino es el tener relación con Dios. ¡Qué privilegio es que el Creador y Gran Artista hizo el mundo para nosotros y a nosotros para Él, para relacionarnos Creador y creación, para tener intimidad! La verdadera adoración tiene su fundamento, principio y final en la cruz del Calvario. Es el sacrificio y la resurrección de Cristo lo que nos ha dado entrada a Su presencia y la oportunidad de relacionarnos con Él. Un verdadero adorador vive a la sombra de la cruz y desde ese lugar íntimo, constantemente recuerda quien le dio el privilegio de estar donde no merece y recuerda que puede humillar su corazón para entregar lo mejor de sí. Es con ese corazón que podemos asumir la responsabilidad de un líder adorador. Este es aquel que adorando dirige a otros hacer lo mismo. El líder adorador debe vivir a la sombra de la cruz, recordando cuál es el propósito de lo que hace, acercar a otros a Su presencia, que estén tan cerca que no quieran apartarse de la misma. Debe guiar al grupo a tener una relación más allá de la música, una relación más allá del templo, una relación de intimidad. Para esto necesitamos carácter y estructura.